EDICIONES ANTERIORES DE "PROPUESTAS"

10 de marzo de 2010

Julio Guerra desde Rosario: Los Muros

Los muros están ahí y allá esperándonos con su pulso de grafitis, nos aparecen a la vuelta de las esquinas sorpresivamente, andan desparramados por el mundo de la sorpresa con mano ligera, diciéndonos frases a veces con talento, otras con mal gusto, otras que transmiten sonrisas, llantos o cuestionamientos. Nadie puede eludir lo avasallante de los muros, ellos son la vigente presencia de la voz de la calle, la que no tiene accesos a los libros ni a la discografía y en el mundo de la coherencia y los buenos modos, les está negado cualquier tipo de acceso, que en suma no lo necesitan porque ladrillo a ladrillo, casa a casa, asoman sus hocicos y nos respiran en la receptividad.

He visto muros de todos los colores y diversa grafología, tengo ya acendrada en mi la costumbre de ir leyéndolos, ya desde un ómnibus, ya haciendo calle hasta gastar los zapatos, ya atravesando plazas, porque hasta en los árboles a modo de pájaros surrealistas nos cantan cosas con frases y dibujos. Recuerdo algunos de los tantos: en Montevideo, en Villa Española, alguien había escrito:"yo lloraba porque no tenía zapatos...hasta que vi un niño que no tenía pies". También de Montevideo: "mujer...quiero hacer con vos lo que la primavera hace con los cerezos" emulando el poema de Neruda. En Minas, estaba escrito:"si Dios baja a la tierra, por el altar de las sierras, baja en Minas y en Abril", al pié de la cual otra mano había escrito:"mentira, si Dios baja a la tierra, baja en Enero y en Punta del Este". Los muros son la vigencia irreductible de lo que se puede y no se puede decir, forjan opiniones, desaires, reacciones o indiferencia.

Debajo del puente del rio Olimar, leí una vez, parafraseando la canción:"Qué lengua para chusmear...Olimar tiene tu gente". Un muro en Melo reza: La droga produce amnesia y...otras cosas que no me acuerdo". Sabio y contradictorio el pueblo en sus muros. Los hay innombrablemente agresivos y pornográficos desde la raíz, que pasaremos por alto. Los muros son el respaldo de la noche ante el control de la luz del día, aparecen cuando todos duermen, son hormigas flamantes de la improvisación o la cosa pensada, irrespetuosos, vibrantes.

Acá en Rosario un muro solicita:"Votá en los tachos de basura...o mejor..no votes nada...para qué?, Otro:"Fuera Bush, acá somos del Che Guevara", los muros deportivos y antagónicos entre Rosario Central y Newell’s Old Boys no se tiran con flores precisamente. En otro orden a uno escrito con carbón grueso y trazo ligero asegurando que:"Dios existe", se le había completado:"satanás también". En un muro contiguo, la máxima que me acompaña en todo momento: El Señor es mi pastor...qué me puede faltar"? En lo ineludible y en lo cotidiano, muchas cosas podemos pasar por alto en lo evasivo o en el desinterés o en la conveniencia de no leer un sorpresivo "QuoVadis?" al cual no podríamos generalmente responder.

En España leímos "Que el rey reine...pero que no gobierne". En Porto Alegre y en dos tiempos, alguien escribió:(va en castellano)"El alcohol es el peor enemigo del hombre" y la misma letra se contestaba:"pero quien huye de sus enemigos es un cobarde". Me han hecho sonreír, meditar, sacudir la cabeza ante el enfrentamiento de innegables talentos, son un modo de expresión, un manifiesto cultural que se puede leer en cualquier ángulo de cualquier ciudad, se quiera o no admitir verdades y mentiras. Sé que no es verdad para los avatares de mi corazón, pero acá cerca, un muro pone: “Rosario, el mejor lugar para vivir". Para mí, el mejor lugar para vivir fue y sigue siendo el rancho de ladrillos fundado por abuelo Atanasildo Guerra...allá lejos y hace tiempo.

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