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26 de febrero de 2010

Psicología: Pérdidas, duelo y su resolución

Aportes para entendernos mejor
Por la Psic. Blanca de Souza Viera Morales

Muchas teorías nos dicen que sólo podemos elaborar una pérdida (de pariente, pareja, bien, etc.), dejar de sentir dolor por ella, cuando podemos integrar lo que esa persona, objeto o situación trajo de positivo y de crecimiento para nuestra vida. En éste y en el próximo número trataremos de desarrollar estas ideas. Para entenderlas mejor definiremos: luto, duelo y su resolución.

Luto y duelo
El luto es la expresión formalizada de las respuestas a la muerte, es decir, la muestra externa de los sentimientos de pena y duelo ante el fallecimiento de un ser querido y el duelo es la reacción emocional, física, cognoscitiva y espiritual ante el mismo hecho.
El duelo no siempre se relaciona con la muerte. Una persona puede hacer duelo después que un familiar o un amigo se muda, después de la ruptura de una relación de pareja. En este número hablamos del duelo por muerte de un ser querido, en el próximo número abordaremos otros tipos de pérdidas.
Quien está en duelo puede expresar: tristeza, rabia, ansiedad, miedo, falta de apetito, dificultades para dormir, entre otros síntomas.
La intensidad del duelo depende si la pérdida fue repentina y de la relación que se tenía con la persona que se murió.

Etapas del duelo
Fase inicial: es en general de evitación, negación, hasta que la persona consiga asimilar el shock. Están presentes sentimientos de tristeza, culpa, angustia y llanto frecuente.
Fase aguda: se inicia el trabajo de deshacer lazos con la persona que se murió, existe rabia, dolor, culpa, angustia. Dura de seis meses o más, disminuye con el pasar del tiempo y se repite con menos intensidad en los aniversarios o ante eventos o situaciones que recuerden a la persona.
Resolución: gradual reconexión con las actividades, vida social, disminución de la tristeza. Se integran los aspectos positivos de la relación con la persona fallecida.
Hablamos de duelo patológico cuando persisten de forma intensa los síntomas del duelo llevando a la persona a detener su vida social, laboral, e incluso en algunos casos a pensar en suicidio.

Elementos que dificultan el duelo
Algunas personas pueden esconder su dolor o evitar hablar de la persona que murió para no entristecer a otro miembro de la familia. De esa forma no lloran, se controlan, lo que acaba perturbando el proceso natural del duelo.
También es frecuente sentirse culpable por una actitud, discusión con la persona fallecida. Sabemos que cuando una persona muere, existe una tendencia a idealizarlo- a recordar de ella sólo lo positivo y hasta a exaltarlo- lo que torna difícil una evaluación de lo que fue el vínculo con ella. Cualquier problema en las relaciones involucra por lo menos a dos personas, donde cada uno contribuye para ese estado de cosas. Cuando una de las partes es idealizada, por norma la otra lleva la responsabilidad por cualquier problema entre ellas.
Existen familias que después del fallecimiento de su familiar, no hablan más de él, dejan sus ropas y pertenencias en el mismo lugar y justifican tal actitud “porque él era muy apegado a sus cosas”, de esta forma, negando el hecho, quedan estancadas en su duelo.

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