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24 de febrero de 2010

La Columna del Serrano: Tierra de nadie

Por Walter Abella

Otra vez estalla la discusión pública. Las gargantas quedan rojas de gritar, los puños crispados, la voz hiriente, recorren como un estallido simultáneo, en busca de soluciones que no llegan, la atención de la gente.
El tránsito en Melo no tiene solución. Mejor dicho tiene, pero evidentemente no es esta administración Barreiro la que va a lograr reordenarlo. Todo lo contrario. Esta ha sido la encargada, durante dos gobiernos consecutivos, de alentar a los “depredadores” de siempre, habilitar el “todo vale a ley de juego”, transformar en intocables “los muchachos” que tiran los silenciadores de las motos, que juegan picadas a cualquier hora de la noche sin respetar el descanso del vecino, que ingresan a contraflecha, que no respetan los semáforos, que cubren la matrícula con un buzo o un trapo, lo que les quede más cómodo, que no llevan el casco, desafiantes, que insultan a los inspectores, porque han encontrado enfrente la debilidad de quienes son los encargados de administrar las propias normas que representan.
Hace algunos días, la dirección de tránsito estableció un comunicado público, señalando que todos los ciudadanos propietarios de automóviles que tienen domicilio en Cerro Largo, y usan matrículas de otros departamentos, tenían plazo hasta el 31 de diciembre para regularizar su situación y que a partir del 1º de enero, plazo perimido, la Intendencia iba a controlar celosamente el estado de la situación. Eso decía la dirección de tránsito de la Intendencia Municipal. El Intendente, pocas horas antes que venciera el plazo, se encargó de decir otras cosas. Alertó por radio, con el beneplácito de los que infringen las normas, que la Intendencia “no perseguiría a nadie” por esa situación. ¡Vaya respuesta! ¿O el Cnel. Barreiro puede creer que está capacitado para señalar que en una situación determinada va a perseguir a algún ciudadano, como alguna vez lo hizo? No es eso lo que debe hacer ni lo que esperamos que haga. No es que persiga, es que actúe de acuerdo al ordenamiento que él mismo acaba de votar en el Congreso de Intendentes.
Hay algunos coches en Melo que se pasean displicentemente, en las narices de todos los inspectores de tránsito, hace siglos, y lo que es peor, ante quienes pagamos la matrícula cada vez que hay que hacerlo en el departamento; como dice Tomás Lynn, el columnista de Búsqueda, transformándonos en “los nabos de siempre”, y como decía la tía julia, siguen “hondos y lirondos”, paseándose por las calles de Melo. Si la Intendencia no va a cumplir con las obligaciones que tiene, que no amenace. ¿O hay que pensar que la amenaza está dirigida a los más débiles, a los que por alguna razón fortuita hace algún tiempo escaso que transitan con algún vehículo que compraron por ocasión y que está empadronado en otro departamento y no han podido realizar el trámite correspondiente?.
La gente espera que algún día, aunque suene a utopía, se terminen los privilegiados de siempre, y que los organismos que están para hacer cumplir las leyes, no tiemblen de miedo, y se responsabilicen en el control de las mismas. Porque debería ser así, porque obligaciones y derechos reclaman que sea así. Pero sobre todo, por aquello que también decía la vieja tía: “la ley pareja no es rigurosa”.

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